Talisker 10 años

 Mi romance con Talisker tiene casi 20 años. 

Todo comenzó cuando en un viaje a Las Vegas con mi familia política decidí comprar en el Duty-Free cuatro botellas de whisky que no había probado jamás, y que al formar parte de una colección de “Classic Malts”, sumado a mi poco conocimiento sobre whiskies de malta en ese momento, parecían la mejor opción para conocer algo más que el Macallan, Glenlivet y Glenfiddich.

Las elegidas fueron: una de Cragganmore 12 años, una de Dalwhinnie 15 años, una de Glenkinchie 12 años y una de Talisker 10 años. Aunque todas tuvieron lo suyo y me gustaron en mayor o menor grado, sólo hubo una que me cautivó: la de Talisker.

Además que para mí el perfil de esa marca era algo completamente nuevo, tenía ese no-sé-qué-que-qué-se-yo que me encantó. Tal vez esos aromas marinos, tal vez esas notas ahumadas, tal vez ese sabor único. Realmente no lo sabía bien a bien.

Con el tiempo me terminé la botella y al no estar disponible en México en ese momento, me tuve que esperar a que se dieran algunos viajes de trabajo para hacerme de otras botellas.

Cada botella de Talisker siempre ha sido una experiencia muy agradable, sin importar si es el 10 años, el Storm o el Dark Storm.

Finalmente, este whisky está disponible en México, no en todos lados, claro, pero al menos se puede encontrar, cosa que para mí, es una bendición.

Si has leído hasta aquí, seguramente habrás intuido que esta reseña va a estar un poco sesgada… y sí. Así que advierto que esta apreciación es netamente personal y puede no ajustarse a la percepción general que se tenga de este whisky.

En los generales te comento: el Talisker 10 está filtrado en frío, no tiene color natural y está embotellado a 45.8 grados de alcohol.

Al no tener color natural, no me detendré mucho aquí, aunque el color dorado/ambar es bastante atractivo y se ve aceitoso.

En nariz… ¡acá empieza lo bueno! Lo primero que llega son aromas dulces y frescos, después aparecen los aromas marinos y a turba, este último no es muy pronunciado, pero es característico de este whisky, me llegan aromas a algún cítrico… tal vez limón amarillo. También encuentro algo de ceniza y acá una percepción personalísima, me huele un poco al agua del juego de Los Piratas del Caribe de Disney… sí, a eso (ya sé, ya sé… me volé la barda con esta apreciación).

En boca es una explosión de sabor: humo, sal de mar, dulce y un poco de especias. Tiene una consistencia aceitosa y como suele suceder con whiskies de mayor gradación alcohólica, el alcohol no se siente mucho.

El final es largo. Es una mezcla de dulce y humo sumamente agradable, con un bajo amargor. Es un whisky que sigues disfrutando largo rato después de haberte terminado tu copa.

Ahora, acá viene una cosa que nunca antes había intentado con ningún Talisker: agregar unas gotas de agua fría.

En nariz se vuelve mucho más fresco y cítrico. Los aromas marinos se reducen, pero permanecen ahí, más sutiles. Aparece algo de vainilla y la turba casi desaparece. En boca se vuelve un poco medicinal, es más dulce, ahumado, especiado… pica un poco en el centro de la lengua. Es algo astringente. El final es más dulce, pero el humo permanece ahí. Sigue siendo un final largo.

Este es un whisky para después de comer definitivamente, aunque por ahí he visto que se puede maridar con ostras. 

Mi veredicto, pues, creo que ya lo sabes: el Talisker 10 es un whisky sumamente disfrutable, delicioso, pero no es para principiantes en el mundo de los single malt. Si alguien busca iniciarse en el mundo del whisky con éste ¡seguramente lo odiará!

Lo que sí, si uno busca iniciarse en los whiskies ahumados, con bastante turba, éste es tal vez la mejor opción. Si ya eres un “Peathead” y no lo has probado, te parecerá muy ligero.

En mi caso particular, el Talisker 10 fácilmente se ubica en el top 5 de mis whiskies preferidos. Es un whiskazo en toda la extensión de la palabra.