Teeling Small Batch: versatilidad que no desmerece.

 La oferta en México de whisky irlandés se limita a dos marcas de cajón: Jameson y Bushmills y ocasionalmente llegan otras marcas de manera muy limitada, que cuando se acaban, se acaban. Eso me pasó con un Tullamore DEW que recuerdo me gustó bastante y que no he vuelto a encontrar y después de ver el Teeling Small Batch, no dudé en comprarlo de inmediato por esa razón.

El whisky irlandés es más ligero que el escocés, por lo que considero que es más amigable y es bastante suave. Es una clase de whisky, al menos en las versiones que han llegado a México y que he tenido oportunidad de probar, que da igual tomarlo antes o después de la comida, o bien mezclarlo en algún cóctel.

Esto me ha pasado con la única versión de Jameson que nos llega y con un Bushmills que probé alguna vez. Definitivamente el whisky irlandés es todavía uno de esos temas que tengo que explorar más.

Y bueno, para explorar, no queda otra más que comprar y probar cosas que uno no conoce. En esta ocasión, como ya mencionaba, te voy a platicar del Teeling Small Batch, que es la única expresión de esta joven marca que nos llega a México. Y por joven me refiero a que es una marca que lleva en el mercado desde 2015, aunque en la página web de la empresa comentan que tienen una tradición en la destilación que se remonta al año 1782.

Lo padre de esta marca es que es familiar, propiedad de la familia Teeling, y tiene la destilería enclavada en la mismísima zona de Dublín donde tradicionalmente se ha producido whisky, de ahí que también se publiciten como “The Spirit of Dublin”.



¿Y cómo llegué al Teeling Small Batch? Fue después de verlo varias veces en tiendas “exclusivas” de la Ciudad de México y observar cómo el producto en el anaquel iba disminuyendo. Por esta razón fue que decidí que no me iba a pasar lo que con otros irlandeses y que definitivamente tenía que comprarlo, probarlo y en su caso ¡comprar más! Pero esto último lo dejo para el final de este post.

Este whisky es un NAS (No Age Statement) o sea, no declara edad, pero se sabe que llega a pasar hasta 6 años añejándose en barrica y es terminado en barricas de ron centroamericano por un periodo de entre 6 y 12 meses. En este caso es un blend de whisky de malta con whiskies de grano/maíz. 

Tres cosas que me atrajeron de este whisky son: que está embotellado a 46 ABV, que no está filtrado en frío y que tiene fecha en la cual fue embotellado, en este caso en agosto de 2016, esto para justificar aquello del “Small Batch”. 




Aunque tiene color añadido, debe ser muy poco por lo claro que es. El color es semejante al de un vino blanco. Y ya que estoy en esas, te comento que se aprecia algo viscoso, seguramente por la gradación alcohólica.

Esta botella la abrí durante el fin de semana pasado y recién abierto lo primero que percibí fue un aroma a coco. Ahora, un par de días después, el coco sigue ahí, pero de manera más sutil. Tiene un aroma fresco, a vainilla, luego llega un aroma a tabaco fresco, madera tostada y algo de barniz. Después de agitar un poco la copa me llegan aromas cítricos y a caramelo. Cada vez que lo huelo llegan cosas nuevas. Estoy disfrutando mucho esta parte.

Al probarlo se siente con una baja viscosidad, diferente a lo que se aprecia en vista. Sabe a caramelo de vainilla, miel, tiene algo de azúcar moreno, al final se siente especiado. Es un sabor definido, aunque no fuerte y ése es precisamente el chiste de los whiskies que están embotellados con mayor gradación alcohólica. También como suele suceder con este tipo de whiskies, el alcohol no se siente.

El final es algo astringente y amargo. Es medio.

Hasta ahora, va bien. 

Voy a ponerle unas gotas de agua… cinco, para ser preciso.

Con agua aparece algo de piña y otros aromas frutales y hasta florales. En boca se vuelve un whisky bastante estándar. Pierde mucho chiste. Es importante decir que la astringencia y amargor al final se pierde casi totalmente.

En conclusión: Se trata de un whisky muy versátil, funciona muy bien para los que nos gustan los whiskies con una gradación alcohólica arriba de la media, pero también es bastante accesible para quienes gustan de un whisky más estándar si se le agrega agua o hielo. Es de esos drams que puedes tomar como sea, a la hora que sea e incluso, hasta usarlo en coctelería. Te podrías pasar una tarde o noche platicando con tus cuates disfrutándolo sin problema.

Es un buen whisky, no cabe duda. Para mi gusto está un poco caro (no mucho), rondando los mil pesos, por lo que compite con whiskies escoceses como Glenfiddich, Glenlivet y hasta con el Benriach que reseñé la semana pasada. Esto lo pone en una categoría difícil, donde el nombre y la reputación de la marca son importantísimos, así que esta marca la tiene difícil para hacerse de un nombre, al menos en el mercado mexicano.

Por lo anterior, los consumidores nos enfrentamos al problema de que se acabe el lote que se importó a México y posiblemente pase mucho tiempo antes que llegue uno nuevo, si llega. Así pasó con el Tullamore DEW, que sigo esperándolo. Así que si lo quieres probar, comprar y te gusta, córrele a uno de los dos lugares en que lo he visto: City Market y Palacio de Hierro. Yo seguramente compraré un par de botellitas más, por no dejar.


Comentarios

Lo más leído en el último mes

Ye Whisky of Ye Monks

The Macallan Quest

The Macallan Concept Number 1