Nomad Outland Whisky

La Anécdota

Hace unas semanas recibí un comentario anónimo en el blog referente al Nomad, el cual ya había visto en tiendas pero no me había animado a comprar, pero el comentario fue suficiente pretexto para hacerlo con motivo de una comida de amigos.

Ocasionalmente hago experimentos sociales con whiskies nuevos para ver cómo reacciona la gente. Esto me resultó con el Prieto y Prieta, whisky oaxaqueño que reseñé hace tiempo, así que repetí el experimento en una comida organizada mi amigo Adolfo… también resultó ser todo un éxito. Nada más ve la botella en la foto…

El Whisky

El Nomad surge de una colaboración entre Richard Paterson y el maestro destilador de González Byass Antonio Flores y está hecho de una selección de más de 30 whiskies escoceses de malta y grano que han sido añejados entre 5 y 8 años en Escocia. Después de esto, se lleva el whisky a las bodegas de González Byass para ser terminado durante un año en botas que han añejado Pedro Ximénez.

Debido a lo anterior, no se puede llamar “scotch whisky” al no completar el proceso completo en Escocia y por eso se buscaron el término “outland whisky”.

El whisky está presentado en una botella muy bonita de 700 ml, embotellado a 41.3% ABV, filtrado en frío y con colorante añadido. Realmente la presentación es muy atractiva y es una botella fácilemente identificable por su diseño.

La cata

Utilicé la copa Glencairn y dejé reposar en copa por 10 minutos aproximadamente.

Vista: Tiene un color jerez muy bonito, aunque claramente se ve que no es natural. Se ve más espeso de lo que me esperaba. Creía que iba a ser un whisky muy aguado.

Nariz: De entrada mucho jerez y se alcanza a distinguir un poco el Pedro Ximénez. Es dulce, con notas de frutos secos y fruitcake, pero del recién hecho, y un poquito de almendra. Tiene algo de cereza al licor y de madera tostada.

Boca: Mucho jerez, muchísimo. Much fruto seco también y la madera se hace más presente que en nariz. Hay una nota frutal que no logro identificar bien. También tiene un poquitín de almendra.

Final: Medio. Es dulce con notas vino de jerez y una ligera astringencia.

Con unas gotitas de agua:

Nariz: Se parece un poco más a un Oloroso que a un Pedro Ximénez. Se vuelve más fresco, la nota cereal parece más a pan de caja blanco. Las notas a frutos secos y almendra se vuelven más leves. Aparece una notita a cuero muy rica.

Boca: Se vuelve más ligero y con esto, la nota a jerez es más suave y el dulzor aumenta. La nota a madera prácticamente desaparece. 

Final: Sigue siendo medio y aquí es donde se nota la madera, junto con el dulzor y el jerez.

Conclusiones

Es un auténtico sherry bomb. Digo esto porque por momentos podrías jurar que estás tomando un vino de jerez y después de un rato, las papilas gustativas se te pueden saturar. 

Para evitar lo anterior, sugiero tomar los primeros sorbos sin diluir y posteriormente agregar agua para aligerarlo.

También podría parecer que estás tomando un single malt. Por un momento, encontré algunas semejanzas con un Dalmore 12, pero mucho más ligeras, pero aclaro: no es un sustituto del Dalmore. De ninguna manera.

Considero que es un experimento afortunado, un whisky rico que volvería a comprar si tengo ganas de tomar un whisky terminado en barricas de jerez, en España, sobre todo al comparar el precio y disponibilidad con un whisky semejante, como es el Valdespino que ya reseñé con anterioridad y que es mucho más caro y sólo está disponible en una tienda en México.

Con todo lo anterior, te tengo que decir que es un whisky de moderación, esto es, que es un whisky del que te debes tomar máximo dos copas en una sentada, porque te va a saturar y si esto pasa, lo dejarás de disfrutar.