Probando whiskies oaxaqueños
El pasado 8 de julio reseñé un whisky oaxaqueño, el Sierra Norte de maíz amarillo que, aunque no me fascinó, sirvió para picar mi curiosidad sobre este tipo de destilados que se produce en Oaxaca.
Si bien este estado de la República Mexicana es más conocido por el mezcal, del cual hay una variedad casi infinita de marcas, creo que es importante entender porqué existe el interés de varios destiladores en desarrollar whiskies.
Oaxaca es un estado que mayormente está regido por usos y costumbres y esto significa que cada municipio tiene tradiciones y cosmovisiones particulares que sus pobladores guardan celosamente y tratan de preservar, sin embargo, en muchos casos, esto les ha traído pobreza al no poder integrarse completamente con el mundo exterior.
Aquí entra el tema del whisky. Varios destiladores se han percatado que varios agricultores siembran especies de maíz autóctonas y las preservan contra viento y marea, negándose a plantar las especies genéricas. Por esto han decidido, bajo un esquema de comercio justo, comprarles el maíz para destilarlo y apoyar en la preservación de sus tradiciones y granos endémicos, pero también en proporcionarles un ingreso por lo que producen.
Han surgido varias marcas, que aún cuando no tienen una producción masiva y son conocidas de manera limitada (muchos oaxaqueños no saben de su existencia), se están abriendo camino poco a poco.
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Interior del Bar La Selva |
Tal vez la marca más “grande” sea Sierra Norte, pero existen otras como Maíz Nation y Origen 35, entre otras y las cuales descubrí en un reciente viaje a la ciudad de Oaxaca y no me fue fácil llegar a ellas, pero lo logré al descubrir un bar llamado La Selva, que se encuentra en el andador turístico de Oaxaca.
En La Selva fui amablemente atendido por José María, quien no tuvo empacho en llevar a mi mesa las botellas de los tres whiskies que menciono en el párrafo anterior y me ofreció probarlos, caray ¿en qué bar hacen esto?
Y pues ya puestos en ese camino, tuvimos que entrarle…
Para degustarlos decidí irme por contenido alcohólico, de menos a más y tengo que decir que los vasos en que hice la degustación eran mezcaleros y que probablemente sean los ideales para este producto.
Siendo así, el primero en el orden al bate fue el Sierra Norte de maíz blanco, embotellado a 45 grados ABV. Con este whisky se nota que la marca tiene un perfil de sabor definido y que las diferentes expresiones sólo le dan un toquecito particular, dependiendo del maíz utilizado en la destilación. En este caso, la característica principal es que huele y sabe a palomitas de maíz, con un toquecito a tortilla tatemada.
Continué con el Origen 35, que de entrada me pareció un licor, dulce, perfumado y suave, a pesar de sus 47 grados ABV. Tiene un aroma marcadísimo a elote y sabor a maíz… después de todo “nada más” está elaborado con 80% de maíz.
Terminé con el Maíz Nation, también embotellado a 47 grados ABV. De los tres whiskies que probé, es el más parecido a un bourbon, es dulce y con sabor a maíz, pero en este caso es más cerealoso. Definitivamente es el que más me gustó y desafortunadamente es el más escaso.
Una vez probados los tres, nuestro anfitrión José María nos comentó que lo ideal era tomar estos whiskies en cóctel, por lo que me sugirió tomara el que más me había gustado en un Manhattan, cosa a la que accedí, aunque no soy muy fan de los cocteles. Realmente el Maíz Nation se defiende dignamente en un cóctel, pero no me fascinó.
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Manhattan preparado con Maíz Nation |
Considero que al whisky oaxaqueño le falta camino por andar, pero ahí la lleva. No sé si se tengan que buscar mejores barricas, o tal vez tengan que dejar añejar más tiempo el destilado. Percibo que siguen más o menos el método de añejamiento del mezcal y tequila, siendo que estos whiskies están más bien reposados y no añejados como tal. El Origen 35 presume un añejamiento de sólo 18 meses en barrica. Creo que debería probarse dejarlos al menos 3 años en la barrica y a ver qué pasa.
Por ahora, el whisky oaxaqueño es más una curiosidad que otra cosa, pero también veo que es un producto socialmente responsable y eso debe tomarse en cuenta. De que tiene potencial, lo tiene. Habrá que esperar algún tiempo para ver cómo evoluciona.
Pronto aparecerán reseñas de otros dos whiskies oaxaqueños en El Whiskero, que no fueron probados en La Selva.
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