Aberlour Casg Annamh, Batch 0001

 Hoy te voy a hablar del Aberlour Casg Annamh, una botella que me compré en 2018 y abrí hasta un año después, convirtiéndose en uno de esos placeres egoístas de tu servidor.


En otra ocasión reseñé el A’Bunadh en este blog, el cual puedo decir con toda confianza que se encuentra entre mi top 5 de single malts. Como me he ido chiquiteando el A’Bunadh, le he pegado más a la botella del Casg Annamh por ser más barato y una botella más grande (1 litro), sin embargo, ha llegado el día de decirle adiós con esta reseña.

Casg Annamh (en gaélico) quiere decir, más o menos, barrica excepcional… o rare cask como le dicen en inglés. En el caso del whisky que hoy te reseño se trata del primer lote lanzado al mercado en 2017, Batch 0001, que en un principio fue enfocado hacia el mercado francés y que después se distribuyó de manera más amplia, hoy se puede encontrar el Batch 0005. Esta botella la compré en un viaje de trabajo a Londres y recuerdo haberla comprado en The Whisky Shop.

Otras cosas que llaman la atención de esta expresión de Aberlour es que está añejado en una mezcla de barricas de jerez Oloroso y de roble americano. Es una producción limitada, aunque por ningún lado de la etiqueta o el tubo se te informa de cuántas botellas constó el lote. No declara edad, no está filtrado en frío y está embotellado a 48 grados ABV. Tampoco se declara si tiene color natural, por lo que supongo que ha de tener algo de colorante para estandarizar el lote, cosa que me parece algo raro si se trata de una edición limitada, pero bueno…

Como sucede con los whiskies que considero de veras buenos, he decidido utilizar mi copita de jerez, que creo es la mejor opción para estos drams de alto contenido alcohólico por dos cosas: considero que respira mejor la bebida y porque, a diferencia del vaso Glencairn, puedes disfrutar el aroma de la bebida mientras la pruebas, pero esto, como todo, es cuestión de gustos personales.

El whisky lo he dejado reposar en la copa por 15 minutos.

Como te decía, el color es un bonito ámbar dorado, pero no es natural. Se percibe viscoso, con piernas que tardan en bajar por las paredes de la copa.

Para revisar los aromas, hay que tener cuidado, esos 48 grados de alcohol hacen que la nariz te pique si te aproximas la copa demasiado rápido. Lo primero que llega son los aromas del vino de jerez, aunque no son los de un “sherry bomb”, luego vienen los cítricos, tipo naranja agria, ligeros toques de miel, chocolate y barniz recién aplicado, tal vez algo de chocolate con cerezas envinadas. Es un aroma rico.

En boca… es viscoso, aunque no demasiado. Es dulce, bastante especiado, sabores a dulce envinado con algo de chocolate amargo, algo de nueces. Lo siento bastante agresivo así derecho.

El final es amargo y largo con notas de nueces y vino.

Definitivamente necesita algo de agua, al final le puse prácticamente un par de cucharaditas de agua.

El aroma se vuelve mucho más fresco, frutal y amaderado.

En boca se vuelve mucho más rico, como que se “doma” el sabor, reduciéndose de manera considerable las especias y se acentúa el dulce, apareciendo los típicos sabores a miel, vainilla, dulce envinado, nueces, vino de jerez. El final también es más rico, con un amargor reducido, pero manteniendo las notas de nuez y de vino y siento que se alarga.

Ya entrado en gastos, le agregué una cucharadita más de agua… aquí es importante decir que se comprueba el que no esté filtrado en frío, ya que se enturbia un poco con el agua fría.

El aroma es todavía más fresco, tornándose más frutal, pero ahora hacia la piña, mango, reaparecen esas notas de barniz, con algo de madera… y el jerez oloroso.

¡En boca es delicioso! Sí, se acentúa el dulzor y las notas son mucho más fáciles de identificar, aunque no varían mucho. Se siente un poco más de astringencia.

El final, desafortunadamente se acorta, pero ahora es prácticamente dulce, el amargor se ha ido casi por completo.

Y pues ya… ya se me terminó la copa. Hasta aquí llegamos con el Aberlour Casg Annamh, porque la botella también está vacía.

¡Ah! Pero algo más… después de unos diez minutos, se siente un retrogusto muy rico a jerez oloroso.

Como conclusión te puedo decir que no es un whisky fácil de tomar y tal vez no guste si no se le da el tratamiento adecuado en cuanto a respiración y reducción con agua, la cual se tiene que hacer poco a poco y con mucho cuidado, vaya, tomarlo se puede volver un ritual en sí. Podría decir que sí, es un whisky que se tiene que domar para poderlo disfrutar. Definitivamente no es un whisky de entrada al mundo del single malt.

Inevitablemente, no puedo dejar de compararlo con el A’Bunadh, el cual considero es muy superior a esta expresión.

De las tres expresiones de Aberlour que he tenido oportunidad de probar, tal vez sea la que menos me gusta, pero, habiendo dicho esto, no puedo dejar de recomendarlo y si me llego a topar con una botella, del batch que sea que haya, seguramente me haré de ella.


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