Reseñando el famosísimo Johnnie Walker Black Label
El whisky del que te voy a platicar hoy es uno de esos que ha sido reseñado cientos de veces y de los que encuentras en prácticamente todas partes, además de ser una marca ampliamente reconocida.
Para mí sería muy complicado platicarte LA anécdota que tengo con el JW Black Label porque son muchas y desde hace mucho tiempo.
Lo que sí puedo decirte que una de las cosas con las que me sonsacaba mi amigo Fede cuando teníamos por ahí de los 18 ó 19 años era que nuestro amigo Johnnie nos esperaba en su casa… y claro que hablaba de este Black Label. Pasábamos varias tardes de viernes o de sábado muy divertidos haciéndonos los muy conocedores. A estas reuniones también se nos agregaban el Rick, Joe, Don Paulo y el buen Ed.
También en casa de nuestra amiga Ale, su papá acabó escondiéndolo, porque cuando íbamos a visitarla los anteriormente mencionados normalmente nos servíamos de este whisky y pues los niveles de sus botellas bajaban algo.
Y qué decir de tantas comidas, bodas, bautizos, XV años en los que he pasado tan buenos momentos con mis amigos bebiendo este whisky.
Por lo anterior, sólo puedo decir que Black Label es una de las marcas con la que crecí y acabé de definir que mi veneno es el whisky.
El Johnnie Walker Black Label es un Blended Scotch Whisky que se añeja en una mezcla de barricas exbourbon, realmente no he encontrado una referencia de qué whiskies exactamente componen la mezcla, pero seguramente tiene varios whiskies de Speyside y algunos de las islas, pero no quisiera especular sobre cuáles, además de un alto porcentaje de whisky de grano, ese sí, casi seguramente de la destilería Cameronbridge. La presentación es en botella de 750 ml y está embotellado a 40% ABV. Como sucede con todos los whiskies de su categoría, tiene colorante añadido y está filtrado en frío.
Para la reseña de hoy utilicé una copa Glencairn y dejé reposar el Black Label los 12 minutos de rigor, uno por cada año de añejamiento.
Vista: Cobrizo, aunque recuerdo que tiene colorante agregado. Viscosidad baja.
Nariz: Desde que lo tienes junto llegas a percibir sus aromas a whisky ajerezado que se confirman cuando te acercas la copa a la nariz. Después aparecen las notas a madera, algo de ceniza y un toquecito de aromas marinos. Al agitar un poco la copa (cosa que no hago con frecuencia porque generalmente se alborota la nota alcohólica) aparecen notas de miel.
Es curioso notar aromas ajerezados cuando se supone que no tiene añejamiento en barricas de ese tipo.
En general tiene una nariz bastante agradable.
Boca: Aguadón, dulce, con notas a miel, vainilla, jerez. Después es algo alcoholizado. Hay algo de madera tostada y fruta, pero no la alcanzo a definir bien.
Final: Medio, alcoholizado, especiado, con notas a ceniza, después de un rato aparece un amargor no muy agradable.
No le voy a agregar agua porque considero que no la necesita, si lo hiciera se diluiría mucho. Ahora bien, habiendo dicho esto, es un whisky que se toma bastante bien en las rocas y, si tienes una esfera de hielo, mejor.
Aún con su nota alcohólica, resulta un whisky que se bebe con una facilidad “peligrosa” por lo ligero y suave.
Es un buen representante en su liga: la de blends de 12 años. Es ocioso intentar compararlo con un single malt, aunque sea de 12 años, porque son animales diferentes. Si sólo tomas single malts, este whisky no es para ti.
Ahora, con respecto al precio, creo que es algo alto. Ya con lo que te cuesta te puedes comprar un single malt de los mismos 12 años, como Glenfiddich o Glenlivet, así que, si eres fan de los single malt, mejor cómprate esos en lugar del Black Label. El precio también es superior si lo comparas con sus pares, como el Chivas 12, que me gusta más, por cierto.
Para mí es un whisky muy tomable, agradable y que tiene un lugar especial en mi cava nomás por la nostalgia.
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