¿Whisky ahumado de Speyside?

 La anécdota del whisky que te voy a platicar hoy es el claro ejemplo de cómo los gustos pueden cambiar de manera importante con el tiempo. A veces algo te puede gustar más con el paso de los años y otras menos.

Hace aproximadamente diez años me compré esta botella de Tomintoul “with a peaty tang” por curiosidad. Ya que ¿pues qué es eso de un whisky ahumado de Speyside? Y es de esas botellas que me han durado tanto porque al principio no me pareció un buen whisky, o tal vez estuviera rompiendo el paradigma de que un whisky ahumado a fuerzas debe venir de las islas escocesas. El caso es que lo fui tomando cada vez menos hasta ahora, que como verás en la foto, ya casi me he terminado la botella... y también se nota que no la había tocado en un buen rato.

Tomintoul with a peaty Tang

Aquí vale la pena hacer un paréntesis y comentarte que he leído en varias partes y he visto varios videos en los que se dice que una botella de whisky debe consumirse dentro del año siguiente al que la abriste. Pienso diferente. Creo que un whisky evoluciona con el tiempo al oxigenarse, pero que si lo tienes bien tapado, en un lugar fresco y alejado del Sol, te dura muchos años abierto. Tal es el caso de este Tomintoul.

Ahora, mis notas muy personalísimas de cata:

El color es dorado, semejante al de un Chardonnay.

El aroma, tal y como se sirve de la botella, es ahumado de entrada, con la turba bien presente, pero nada agresivo. Definitivamente no es un “peat bomb”. Tiene notas herbales, pero poco después aparecen una notas frescas todavía herbales, pero más perfumadas, hasta algo de cítrico aparece.

El sabor es ahumado, pero muy amigable, nada que ver con los whiskies de Islay… pero nada. Es medio acuoso, un poco astringente. Aparece después algo de miel y dulzor y es algo especiado. Se percibe un poco de leña quemada y finaliza con el sabor característico a turba.

Tiene un final medio.

Ahora, cuando le agregas unas gotas de agua, y digo gotas porque es un whisky embotellado a 40 grados de alcohol:

El aroma se vuelve floral y el ahumado disminuye de manera considerable. Al probarlo es otro whisky. Se vuelve un poco más especiado ¿tal vez clavo? y es mucho más dulce. La nota a humo, madera quemada y ceniza llega hasta el final, lo cual, al menos para mí, es sumamente agradable.

El final es igualmente medio, pero se disfruta ese retro-gusto a humo y fogata apagada. Muy, pero muy rico.

Es muy agradable de tomar y en este caso, lo prefiero con unas gotas de agua.

Cuando decidí hacer este post, prácticamente estaba decidido a dar un ejemplo de un whisky que no me gusta, y que por eso ha permanecido tantos años en mi colección, pero después de hacer esta cata, un poco más seria, con unos años más de experiencia, te puedo decir que sin ser un whisky extraordinario, vale la pena probarlo. Sobre todo si piensas incursionar en el mundo de los whiskies ahumados.

La etiqueta dice que es “the gente dram” y vaya que lo es. Este Tomintoul es un whisky muy amable, con su complejidad y que considero vale la pena darle una segunda, tercera y hasta cuarta oportunidad.

Yo no me acuerdo dónde lo compré, pero si vives en la Ciudad de México, lo he visto en City Market.

¡Vaya! Ese final medio que te comentaba sigue presente al terminar de escribir... 


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