Crown Royal Black

 Hay días de esos en los que nada más quieres llegar a casa a descansar y tomarte un trago para relajarte. Hoy fue uno de esos días.

¿Qué whisky elegí para hoy? Bueno, me busqué algo que tengo en mi colección que no tomo muy seguido, que recuerdo no estaba malo y que es algo diferente. Se trata de un Crown Royal Black.




Crown Royal tal vez sea la marca más famosa de whisky canadiense y según investigué, fue creada en honor de la visita del rey Jorge VI (el padre de la reina Isabel de Inglaterra) a Canadá, por ahí de los años 30 del siglo pasado. Y aparentemente el “Black” es un intento de hacer un producto más Premium para la marca.

Aparentemente, los canadienses son bastante liberales para la elaboración de sus whiskies por lo que casi nunca te dicen qué granos (cebada, maíz o centeno) y la proporción utilizada de éstos en la elaboración, así que quedémonos con que éste es un “Blended Canadian Whisky”, que ha sido madurado en barricas de roble que han sido carbonizadas (charred) en su interior lo que promete un whisky con un sabor robusto y bien definido… veremos más adelante si esto es cierto.

Antes de seguir, tengo que decir que esta botella llegó a mí como regalo de mi cuñada Lucía al regresar de ver las auroras boreales allá por el Yukon. La botella lleva poco más de un año conmigo y he consumido la mitad, pero hace muchos meses que no lo pruebo, así que la impresión de hoy será casi como la primera vez.

A la vista tiene un color ámbar oscuro y es muy probable que tenga algo de colorante artificial, cosa que está permitida en los whiskies canadienses. El color me recuerda un poco al de whiskies añejos, de más de 18 años. No se ve muy aceitoso, las lágrimas que se hacen en la copa bajan relativamente rápido.

En nariz lo primero que llega es la madera, pero dulce. Aún con una gradación alcohólica de 45, no te da el golpe de alcohol. Se puede decir que es un aroma agradable, pero simple.

Al probarlo se siente ligero, especiado, algo de barniz tal vez. Posteriormente aparece un ligero sabor a tostado. El retrogusto es sorprendentemente largo, aunque ahí es cuando te queda el recuerdo alcohol junto con el tostado.

Después le agregué un chorrito de agua y el aroma se tornó afrutado, recordándome  frutas compotadas y maple. Es más agradable el aroma con agua, definitivamente. El sabor se diluye un poco, se aprecia menos el tostado y sale más el sabor dulce y se disminuye un poco ese barniz. 

Como conclusión te puedo decir que es un whisky que está un pelín arriba de los whiskies de batalla, que seguramente está pensado para ser tomado con hielo o combinado con algo más. Te digo lo anterior porque me pareció que realmente mejoraba con el agua. Así es bastante disfrutable.

Para mí este whisky es uno de esos que tengo en mi bar como curiosidad y objeto de conversación, pero definitivamente no es un producto que compraría de manera espontánea.


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