Smokehead

 La primera vez que me topé con el Smokehead fue hace diez años durante una escala que hicimos en Londres mi esposa y yo regresando de un evento de trabajo en Roma. 


Eran algo así como las 9 AM y no habíamos desayunado, pero antes de hacerlo, tu servidor decidió ir a la tienda de Duty Free y ver qué whisky me llevaba. 

La persona que me atendió, recuerdo que muy amable, me ofreció varios whiskies, de los que probé todos los que me puso enfrente, Smokehead incluido entre ellos. Después de degustar, platicar y comparar, ya estaba bastante “contento”, pero no me podía decidir qué botella comprar, ya que mi presupuesto sólo alcanzaba para comprar una.

Decidí pensar las cosas, pero como ya andaba bastante feliz, le dije a mi esposa que le compraba cualquier cosa que me pidiera. Ella, prudentemente, decidió que fuéramos a desayunar antes que nada.

Una vez desayunados, me pregunta: ¿Sigues queriendo comprarme lo que yo quiera?

Ya menos “feliz” mi respuesta fue: ¿Y cómo qué es lo que quieres?

- ¿Pues, lo que quiera! ¿No?

- Bueno, bueno vamos a ver, y si me alcanza, con gusto te lo compro…

- ¡Ah! ¿Verdad? ¡¡Es que ya andabas medio jarra!! ¡Ja, ja!

Y pues sí, la prudencia de mi mujer evitó que cometiera una imprudencia…

Lo que sí sucedió es que me decidí por el Smokehead, por lo raro y porque no lo encontraría en México, cosa que en ese momento resultó ser cierta.

Desafortunadamente nunca reseñé esa botella en particular, pero recuerdo que me gustó… y bastante.

Todavía conservo el tubo en el que venía empacada y resulta que venia a 40% ABV.

Fast-forward a 2021.

Durante las ofertas de El Buen Fin me topé en Chedraui Selecto de nuevo con el Smokehead.

Como suele suceder en estos eventos, el anaquel se convierte en un verdadero desmadre y te encuentras botellas revueltas, con empaques semi-abiertos o incompletos, inclusive. Y pues sí, entre las botellas de Smokehead, que se veían todas parecidas, me encontré la que te reseño hoy y que era la única, quién sabe porqué, que venía embotellada a 43% ABV y cuyo tubo de empaque no tenía tapa. Todas las demás estaban embotelladas al 40%.


Por experiencia propia, el sabor de un whisky es más definido mientras más porcentaje de alcohol tenga. Por esa razón y porque el descuento era bastante bueno (un 25%) decidí tomar la botella y dejar el tubo, porque ¿Así como para qué lo quiero si le falta la tapa?

Smokehead es un whisky de Islay, de una destilería desconocida y embotellado por Ian Macleod Distillers, que es dueño de otras marcas famosas como Glengoyne y Tamdhu, mismas que no se encuentran en México. Pero bueno, algo es algo ¿No?

Un par de cosas más importantes, al menos para mí es que es un whisky que no declara edad (NAS), con color añadido y filtrado en frío (chill filtered).

Pero pues bueno, suficiente con la anécdota y ahora paso a comentarte mis impresiones.

Vista: Tiene un color dorado claro, por lo que podría suponer que no tiene tanto colorante. Tiene una viscosidad media.

Nariz: De entrada tiene aromas marinos que pasan rápidamente a algo de ceniza. Luego aparecen algunos aromas a fruta cocinada y notas dulces a miel. También hay una ligera nota medicinal. La turba característica de los whiskies de Islay es ligera también.

Boca: Humo, miel, pimienta, turba y algo de sal marina. Ligeramente astringente. Lo siento bastante balanceado.

Final: Ahumado, ligeramente amargo y más largo de lo que esperaba.

Así, “neat” es bastante disfrutable. Veamos qué tal con unas gotas de agua.

En nariz se vuelve más cítrico, aparece un aroma a tierra mojada y continúan esos aromas marinos. El humo y la turba se reducen y es más fresco. En boca se vuelve más interesante. La mezcla entre miel, turba y humo está bastante presente y es un mix bastante agradable. La astringencia se reduce, así como la pimienta. Después de un rato de tomarlo aparecen notas importantes de ceniza. El final se acorta de manera importante.

Conclusión: Es un whisky de entrada bastante disfrutable para quienes se quieren familiarizar con el estilo de los drams de Islay, sin embargo el precio se acerca al de un Ardbeg 10, que aunque difícil de encontrar, hay en México. Si ya eres aficionado a esta clase de whiskies, lo encontrarás algo simple y plano. Esa promesa de humo implícita en el nombre realmente es marketing. Realmente hay muchos whiskies más ahumados y complejos que éste.






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