Un roperazo como pocos...

 Tal vez una de las relaciones más largas que tenido con alguna marca de whisky es Chivas Regal. Recuerdo que por allá de los años 80 se anunciaba como “EL” whisky Premium con slogans como “Se ve caro, lo es” o “La mejor manera de asegurarte que te den Chivas Regal es regalándolo”, anuncios con música de Enya y cosas por el estilo.

En la casa, mi papá lo tenía guardado y lo reservaba sólo para aquellos invitados importantes o que se preciaran de conocer sobre whisky. A todos los demás mortales (o a los briagos) les tenía siempre disponible un J&B o un Cutty Sark.

Con el auge de los single malt y del mercado del whisky en general, Chivas Regal se ha convertido en un whisky bueno, que tiene ya cierto pedigrí como para poderlo dar en algún evento especial como boda, XV años, etc. y que no se ve mal si se le mezcla casi con cualquier cosa… y creo que ya no se le reconoce como el buen whisky que es, claro, a juicio mío.

¿Y porqué digo esto? Porque un whisky que ha pasado al menos doce años en una barrica merece todo nuestro respeto. Nada más pregúntate dónde estabas hace doce años, qué hacías, qué ha pasado, etc. Siempre vale la pena poner las cosas un poco en perspectiva ¿no crees?

Bueno ¿Y porqué te escribo todo este rollo?


Porque por alguna extraña alineación de planetas el Chivas 12 se ha aparecido constantemente en mi vida durante el último par de meses: mi suegro me invitó un trago en el open house de su departamento, en casa de mi madre apareció una botella cerrada de los años ’80 y el otro día llegó mi amigo Gerardo a la casa con una botella de 1 litro… estoy seguro que el Universo me estaba insinuando que tenía que escribir sobre esto... ¡Ja, ja!

La botella utilizada para la reseña de hoy es la que me regaló mi amigo, que por cierto, me aclaró que por la pandemia había tenido que recurrir al famoso roperazo ¿Me sentí indignado? ¡Para nada! Ya quisiera recibir más regalos de roperazo de este tipo.

La botella en cuestión tiene sellos de importación del año 2012 y fue importada por Casa Pedro Domecq. Hoy en día la marca es propiedad de Pernod Ricard. Está embotellada a 40 ABV.



Es importante decir que me picó un poco la curiosidad de qué whiskies componen la mezcla del Chivas 12. Investigando un poco encontré que algunos de los whiskies clave son Strathisla, Miltonduff, Longmorn, todos ellos single malts de Speyside, y Strathclyde, que es un single grain whisky. 

También observé que en la caja aparece la leyenda: “TREIBHIREAS BUNAITEACHD”, que, investigándole un poco encontré que significa fidelidad y estabilidad. Esta leyenda ya ha sido eliminada de las cajas más recientes. Nomás te lo pongo como dato curioso.



Ahora bien, te preguntarás: ¿Y qué tal está? Como buen blended scotch tiene color artificial para estandarizarlo, por lo que no hablaré de eso.

El aroma… bueno, es de esos que llena la habitación cuando lo sirves, muy interesante la intensidad y no es desagradable. Después de dejarlo reposando un rato en la copa se aprecian aromas a miel, a dulce envinado, a madera nueva. Al menos con esta botella, no te da golpe de alcohol.

Al probarlo es agradable, aceitoso, casi como un single malt. Percibí algunos sabores a jerez, a dulce de leche, también persiste un poco la miel. Al final uno siente el picante en la lengua, pero no es demasiado.

El retrogusto es medio y deja la idea de un dulce envinado.

Ahora, agregando un chorrito de agua, muchos de los aromas dulces desaparecen y se percibe un aroma más picante, tal pareciera que el alcohol se alborotó. Detrás de eso, llegan aromas cítricos ligeros. En boca aparece más la nota de dulce de leche y el picante desaparece totalmente. Al final hay un ligero dejo amargo que no me encantó.

Definitivamente este whisky me gustó más solo, se disfruta mucho más así, desde mi punto de vista. Ahora bien, me parece que el Chivas Regal 12 es un muy buen blended scotch whisky, se percibe un alto porcentaje de whiskies de malta y por eso creo que puede servir como whisky de entrada. Tiene su complejidad, es versátil al poderlo mezclar o tomarlo en las rocas, es fácil de tomar y no, no es un whisky de batalla, pero sí uno con el que te puedes pasar una tarde agradable.

Pronto haré una segunda parte probando el whisky de casa de mi madre y lo compararé con este. A ver qué sale.







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