William Lawson's... pá la fiesta
El preámbulo, con algo de anécdota
Últimamente he estado escribiendo sobre single malts, mi clase de whisky favorita y he dejado un poco de lado esa búsqueda de un whisky barato y con un perfil de sabor decente.
Por esta razón, el otro día que me topé con el William Lawson’s en el supermercado lo compré de inmediato. Este es un whisky que ya había probado hace muchos, muchísimos años y que había dejado en el olvido por considerarlo un whisky para la fiesta, de esos a los que les puedes poner cualquier cosa sin que te duela.
También al comprarlo, me acordé de mi primo postizo Carlos, quien cada fin de año se surte de bebidas alcohólicas para todo el año siguiente y cuyo objetivo principal es comprar puro trago para fiesta. En su casa encontrarás Bacardí añejo a pasto, Smirnoff en cantidades industriales y muchas otras cosas. El whisky que elige es precisamente este William Lawson’s… y no hay opciones.
Será por esta razón, que en su casa siempre “vive” una botella que yo le llevo. La última fue un Buffalo Trace y no sé cuál sea la próxima que le lleve… veremos.
El Whisky
William Lawson’s es una marca propiedad de Dewar’s, que forma parte de grupo Bacardí y su enfoque es precisamente ser una bebida para la fiesta, con una imagen desenfadada y nada pretenciosa. Lo anterior lo logran muy bien, como podrás apreciar en su página web.
Este whisky tiene un par de curiosidades: La primera es que tiene algo de Glen Deveron en su mezcla, aunque queda claro que no es el de 20 años que reseñé hace casi un año, pero bueno, ya te da una cierta idea que tiene algo bueno por ahí. La segunda es que estos amigos incluyen en la etiqueta el “batch number” para poder rastrearlo, lo que quiera que signifique esto.
Ahora, vayamos al producto en sí. Hablamos de un whisky en una presentación de 700 ml, embotellado a 40% ABV, obviamente filtrado en frío y con algo de colorante, aunque presumo que es poco por el color del líquido ¿El precio? Ronda los $ 250 MXN (unos $ 12 USD), en México.
La cata
Hice lo que nadie hace con un producto de estos: dejarlo reposar 10 minutos en copa. Si lo intentas tomar solo recién servido te puede resultar muy alcoholizado.
Color: Por esta ocasión lo menciono porque, como ya te comentaba anteriormente, creo que tiene poco colorante añadido. Habiendo dicho esto, el color es dorado pálido y se ve muy ligero en copa.
Nariz: Es fresca, con notas a cereal, frutas, tal vez manzana verde y algo de olor paja seca.
Boca: Ligero, dulce, miel, algo alcoholizado, pero no demasiado. Cereal. Un ligero toque de dulce de leche y por ahí algo que recuerda chocolate.
Final: Sorprendentemente largo para lo que es ¡pero con esto no quiero decir que sea largo! Es corto, pero no tanto como lo esperaba. Astringente, con un poco de especias y regresa el toquecito de chocolate. Al final un poco de amargor.
No le voy a poner agua a esto, porque se convertiría en agua con algo de whisky. Lo que sí te puedo decir es que en otra copa le agregué hielo y realmente no funcionó, ya que se amargó.
Conclusiones
Si ya tienes algo de gusto desarrollado, evítalo, no es para ti. Si te gusta tomar de manera social o eventual, sin espíritu crítico o no te gusta o no tienes presupuesto para un whisky de mayor precio, puede ser algo decente, pero no óptimo. En este caso te recomendaría más el Grant’s o incluso el Johnnie Walker etiqueta roja.
Como anécdota adicional, te puedo comentar que los amigos preuniversitarios de uno de mis hijos (todos mayores de edad ¿Eh?), decidieron variarle a sus vodkas y tequilas y se sirvieron sendos tragos con este whisky mezclado con Coca-Cola… y nos les gustó cómo sabía. Se los dejaron.
Así que tampoco funciona mezclándolo con cualquier cosa. A mí me gustó mezclado con refresco de manzana y probablemente me lo tomaría de esta manera en un día de calor y con harto hielo.
Esta es una botella que voy a mantenerla en casa como objeto de conversación o para hacer algún tipo de contraste con otros whiskies en algún momento de la vida.
No volvería a comprarlo.
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