Mortlach 12, "The Wee Witchie"

A finales de noviembre pasado decidí ir a una de las famosas “Noches Palacio”, ya que prometían descuentos atractivos en vinos y licores y como en esa tienda departamental tienen whiskies que luego no encuentras en otros lados, fui a ver qué me encontraba. 

A la entrada del área de whiskies fui asediado por al menos tres promotores que me querían endilgar sus marcas y como iba en busca de cosas nuevas. Les dije qué había probado, qué me gustaba, etc. 

Después de un rato, uno de ellos me mostró un whisky que no había visto, empacado en una caja muy bonita, con una botella preciosa y una imagen de marca “Premium”… - “ah, caray ¿y este de dónde salió?” le pregunté. 

“Es uno de los whiskies que conforman la mezcla del Blue Label” me contestó. 

Me dio una breve explicación del proceso de destilación, de los alambiques, de lo único que era, etc. etc. … total que le dije, que me diera una botella. Total, iba para comprar algo nuevo. 

Además del empaque, botella y la historia, también me llamó la atención que estuviera embotellado a 43.4 grados de alcohol y que hubiera sido destilado 2.81 veces. 

El whisky al que me refiero es Mortlach y la expresión que compré fue la de 12 años, que es considerado como el “de entrada”, porque México hay otras dos versiones de 16 y 20 años y son algo más caritas. 


La cosa es que el Mortlach está destilado 2.81 veces porque uno de los alambiques de la destilería es ligeramente más pequeño que los demás y es apodado "The Wee Witchie", que es el nombre que le ha decidido dar la marca a esta expresión. 

Bueno, sin meterme en más rollos, te platico mi opinión después de haberlo probado un par de veces en mi nueva copita de jerez que me regaló mi esposa: 

El color es ámbar, y sí, es muy bonito, pero no es natural. De hecho en la etiqueta trasera encontrarás una leyenda pequeña que dice “Mit Farbstoff”, lo cual te indica que se le agregó algún colorante. Aparentemente en Alemania se requiere declarar esta situación, al menos para el whisky. 

Aroma: Primero me llegó un aroma a madera joven, seguido de algo de dulce y de jerez.

Sabor: Es particular, aceitoso, dulzón, muy balanceado, no siento una nota que resalte de manera particular, esos 43 grados de alcohol no se sienten. Bastante rico. El retrogusto te deja algo de madera. 

Final: Medio, se detecta algo de amargor al principio, pero se disipa y queda una sensación agradable.  

Con agua: Mientras más pruebo whiskies con un chorrito de agua reafirmo que los vuelve más dulces, este caso no es diferente. El aroma es dulce, fresco, tal vez con algo de vainilla. Al probarlo dulce, el agua lo suaviza mucho, y siento que pierde un poco de gracia. El amargor que detecté al probarlo solo es inexistente y el final se acorta dramáticamente. 

Mis conclusiones sobre el Mortlach 12 son de dos tipos: sobre el empaque y su posicionamiento en el mercado y sobre el propio whisky. 

Como dije al principio, el empaque es muy bonito y la botella es de esas que se ven muy bonitas en tu bar. De hecho, tendré que ver la forma de reciclarla como decantador en un futuro. El logo de la marca tipo art-decó me fascinó. Considero que puedes quedar muy bien al darlo como regalo. 

Creo que Mortlach es un intento de Diageo para ganar mercado a otras marcas como Macallan o Dalmore, ya que tiene posicionados sus whiskies en el mismo rango de precios. No sé, si vayan a lograr posicionarse. El producto es bueno, con un sabor único y varios diferenciadores, pero el intentar competir contra una marca tan bien posicionada como Macallan e incluso con otras más de “conocedores” como Glenfarclas, veo que está medio complicado, pero ahí lo dejo. 

Sobre el whisky en sí, considero que es bastante bueno, amable, fácil de tomar y aún cuando creo que iría mejor después de comer pero también es lo suficiente ligero como para tomar como aperitivo, siempre solo y sin hielo, por favor.


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