El ritual del whisky

Todos tenemos rituales para todo, desde que nos levantamos, el orden en el que hacemos las cosas y cómo las hacemos y a lo largo del día seguimos con varios rituales diversos de manera casi automática. Cuando me voy a tomar un buen whisky, tengo mis rituales también. Hace varios años tenía uno que era sentarme a escuchar música con la luz apagada y un buen whisky. En ese entonces me lo tomaba en un tumbler, con hielo y se me hacía súper cool. Con el tiempo, ese ritual evolucionó, lo primero en irse fue el hielo, lo segundo fue el estilo de la música, fui pasando del rock clásico, Enya, Mike Oldfield y cosas semejantes, al jazz, tipo Diana Krall o música clásica suave, pero eso no quita que alguno de esos días pasemos por Nightwish o algún “Heavy Classic”, dependiendo del humor. Finalmente, llegó el cambio de vaso al ritual, ahora uso un Glencairn o un Riedel, dependiendo del humor, porque la experiencia con cada uno de ellos es completamente diferente (checa mi post anterior). Ya no se hace en completa oscuridad, sino con alguna luz tenue por ahí, porque mientras se escucha la música se olfatea y se ve lo que te tomas, tu awareness sobre lo que te estás tomando incrementa, descubres sabores, cosas nuevas y el disfrute incrementa de una manera exponencial y se sobrepone a los problemas que puedas tener. Llega a ser tu momento y todo lo demás pasa a un segundo plano ¿Qué whiskies disfruto más? Normalmente uno potente, con sabor bien definido y no puedo decir que siempre tomo uno específicamente, sino el que tengo disponible. Ahora tengo en mi “casket” un Glendronach 12, un Highland Park Twisted Tatoo, unos Aberlour Casg Annamh y A’bunadh y un recientemente descubierto Naked Grouse que cumplen perfectamente con el cometido. 




Tengo otro ritual mucho menos romántico y éste es cuando me toca preparar la comida en casa. En estos casos me voy por whiskies ligeros y no muy complejos, pero que para tomar mientras esperas que se haga la sopa, el arroz o se ase la carne, y checas tus redes sociales, funcionan muy bien. Es un momento en el que estás atento pero no, que por el tiempo que tarda en prepararse la comida puedes tomarte algo sin mucho espíritu crítico. Desde luego que un vaso Glencairn o un cradle glass, que mencioné también en mis post pasado, funcionan muy bien. Para esos momentos disfruto muchísimo un J&B que me regaló un tío y que tenía guardado desde hace por lo menos 25 años o también un Johnnie Walker rojo, y quitando taboos, los tomo solos y no me parecen para nada malos. 


Cada quien puede tener su propio ritual, añadir un buen chocolate oscuro, un buen puro, etc. y está bien, el chiste es disfrutar al 100% y tener un momento tuyo y solo tuyo. 

Me encantaría conocer tu ritual, si tienes tiempo y ganas, por favor déjame un comentario.

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