Lagavulin 8
Lagavulin es una marca que conozco desde hace varios años, habiendo probado el 16 años y un Distiller’s Edition, ambos en tiempos previos al lanzamiento de este blog y nunca tuve una botella de esta marca… hasta ahora.
Resulta que durante El Buen Fin, algo así como el Black Friday, pero en México, la Flowers tuvo a bien regalarme una botellita de la expresión de 8 años.
El Whisky
Comparándolo contra las otras expresiones de la marca antes de probarla, llama la atención que tiene un volumen de alcohol más alto que las demás, un 48%, y aunque no lo declara, presumo que no está filtrado en frío (cuando le agregué agua fría se enturbió un poco) y si llegara a tener colorante añadido, debe ser muy poco ya que el líquido es muy claro.
Hasta donde he podido averiguar, se añeja en barricas exbourbon.
Esta expresión fue originalmente lanzada como una expresión para conmemorar el 200º aniversario de la destilería, pero, debido a su éxito, se convirtió en parte permanente del core range de la marca.
Dicho lo anterior, no hay mucho más que decir, ya que no encontré más información al respecto.
En cuanto a disponibilidad en México, se encuentra desde hace algunos años en estas tierras en cantidades pequeñas, sobre todo en tiendas departamentales y una que otra tienda de vinos y licores.
La cata
En esta ocasión, utilicé la copita Riedel y dejé reposar el whisky en copa por 10 minutos.
Vista: Como ya mencioné, creo que el color es natural, ya que es un whisky muy pálido, tipo vino blanco joven. Tiene un viscosidad media.
Nariz: Es de esos whiskies que podría servir de aromatizante, ya que es lo suficientemente intenso como para percibirse a un metro de distancia.
Tiene una deliciosa mezcla de aromas dulces y a turba. Tiene algo de fruta tropical y de cítricos. El cereal se percibe claramente. Tiene un toquecillo de ceniza y de madera quemada. A pesar de su 48% de alcohol, éste no se percibe.
Boca: Nuevamente la fruta y el humo. También aparecen notas a miel, vainilla, azúcar moreno y madera nueva. Realmente es muy accesible para un whisky de Islay.
Final: Largo para mi gusto, aunque no muy intenso. Es ahumado, tiene una nota de té negro y es un poco astringente. Es algo especiado también.
En esta ocasión, me ví “muy Ralfy”, ya que utilicé una cucharita de té. Le agregué tres cucharadas.
Nariz: Aún siendo un whisky ahumado, se vuelve más fresco y las notas a turba se vuelven más medicinales. Las notas frutales se vuelven muy tenues. Aparecen notas a mazapán y a aserrín.
Boca: Más dulce, con notas a miel y a fruta.
Final: se acorta mucho y es ahumado y medicinal.
Conclusiones
Es un whisky que me gustó mucho, sobre todo al tomarlo solo, sin agregar agua. No es un peat bomb, ni mucho menos, pero es bastante agradable.
No es un whisky súper complejo en boca, pero tiene lo que debe tener, suficiente para que cualquier fan de un Islay lo disfrute sin hacer muchos gestos… ¡ja, ja!
La nariz es la que me llamó la atención, bastante compleja e intensa para un whisky joven como este y me encantó.
Es un whisky para disfrutar, sobre todo después de comer.
¿Lo volvería a comprar? Definitivamente.
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