Oban Little Bay
Oban ha resultado ser una de esas marcas elusivas para tu servidor. Mi primer referencia a esta marca fue hace alrededor de 25 años, cuando un proveedor de la empresa en que trabajaba me lo mencionó al comentarle que me gustaba el whisky, pero como en ese entonces no había tanta variedad disponible en México, sólo recordé la marca para cuando tuviera la oportunidad de adquirila.
Años después, mi suegro, Don Felipe, tuvo a bien regalarme un muestrario de la colección de “Malts” de Diageo, entre los cuales venía un botellín del Oban 14 años, de la cual no tengo un mal recuerdo, pero tampoco fue memorable.
Al no llevar un registro de lo que iba probando en ese tiempo es muy triste no tener una referencia, es por eso que este blog sirve, en parte, para llevar una memoria de lo que voy tomando y de mi evolución en este viaje.
Pero bueno, regresemos al tema.
Resulta que hace aproximadamente un año encontré en La Comer un par de ediciones de Oban, la Distillers Edition y la Little Bay. Al ver que se contaba con una gran cantidad de botellas y por el precio, decidí esperar para comprarla.
Unos meses después, regresando al mismo supermercado, vi que el número de botellas había disminuido significativamente y ya no había del Distillers Edition, por lo que decidí hacerme de la botella que hoy te reseño. Fue una suerte, porque ya es difícil de encontrar en cualquier súper de La Comer.
En fin.
Resulta que el Oban Little Bay es una edición lanzada originalmente para tiendas de Duty Free y que tiene como característica principal el que es añejado en barricas pequeñas exbourbon de 200 litros específicamente. Por alguna extraña razón llegó a un supermercado, ya que esta expresión no fue importada directamente por Diageo.
Pero pasemos al whisky.
Como referencia, el Oban Little Bay no declara edad (NAS), está embotellado a 43% ABV, filtrado en frío y con color añadido. Salvo lo último, nada de lo anterior demerita este whisky, como podrás ver a continuación.
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Declara que tiene color añadido en la etiqueta trasera. |
Para esta reseña tuve que hacer dos intentos, ya que en el primero intento se tuvo que dejar reposar por alrededor de 45 min por la llegada de unas visitas inesperadas. En el segundo, se dejó por alrededor de 10 min. La diferencia es grande entre uno y otro y esta reseña está hecha con el primer intento.
Nariz: Muy frutal de entrada. Manzana verde, madera recién lijada. Luego aparecen otros aromas a caramelo, cítricos, un toquecito a barniz y al final algo floral ¡Una nariz deliciosa en verdad!
En boca: Dulce y ligeramente especiada. Es ligero, pero nada acuoso. Encuentro notas de frutos secos, nueces, dulce de leche, miel y es algo tánico. Aparecen las especias al final.
El final es dulce y medio. Aunque después de unos 20 min regresa un retrogusto amaderado.
Con agua:
En nariz se vuelve más fresco, pero pierde frutalidad. Notas más florales y a tierra mojada. La nota alcohólica se alborota. Aparece algo de piña, cuero y algo de cereal.
En boca se acentúa el sabor a nueces y miel, continua ese sabor a dulce de leche. Se vuelve mucho más ligero y fácil de tomar. El final es dulce, frutal. Las especias, como suele suceder, se vuelven más sutiles. El final sigue siendo dulce y medio.
Es un whisky que se tiene que dejar reposar en copa por un buen rato para que abra bien. Si lo tomas recién servido puede resultar algo agresivo, incluso alcoholizado. Se tiene que seguir el ritual con paciencia para disfrutarlo al 100%.
Ha sido un gran descubrimiento. Un whisky con su complejidad, pero fácil de tomar, el dulzor lo hace muy accesible para cualquier paladar.
Es un whisky que es igualmente disfrutable solo o con algo de agua y recomiendo se haga el experimento de las dos maneras para ver cuál de ellas se ajusta al gusto personal de cada quien.
Altamente recomendable, si lo encuentras todavía.
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