Visitando destilerías 1: Glenfiddich

 Algunos comentarios previos

Desde hace muchos años tenía ganas de conocer una destilería de whisky en Escocia, ya había visitado algunas de tequila y de mezcal, pero yo quería ver “the real thing” en Escocia. Finalmente, después de un retraso de dos años, consecuencia de la pandemia, pude realizar ese viaje al que le tenía tantas ganas. 

Por temas de logística, decidí enfocar el viaje a la región de Speyside, pero tomando en cuenta que sólo ahí hay más destilerías que en el resto de Escocia, tenía para escoger de sobra.

Y esta logística… y el presupuesto, me permitieron visitar 4 destilerías. Dos de ellas son un must: Glenfiddich y Macallan y otras dos que producen whiskies que no llegan a México y son más pequeñas, mucho más pequeñas: Glenallachie y Benromach.

Reservar con antelación es la clave

Los escoceses son gente sumamente organizada, o quedaron “ciscados” con eso de la pandemia, por lo que toda visita a una destilería tiene que ser programada con anticipación. Si llegas de espontáneo a cualquiera de las destilerías, seguramente te darán las gracias y sólo te permitirán acceder al visitor center.

Dependiendo de la destilería, la cita la puedes hacer con unas semanas de anticipación, pero en otras, como Macallan tienes que hacerla con ¡un año de anticipación!

El tema de las reservaciones no es exclusivo para las destilerías, es para casi todo, incluidos los restaurantes. En la ciudad de Elgin nos costó mucho trabajo encontrar dónde cenar sin tener reservación.

Habiendo echado todo este rollo, procedo a platicarte de mi visita a la destilería Glenfiddich.

La destilería

Glenfiddich está ubicada a las afueras del pueblo de Dufftown, rumbo al norte, hacia la ciudad de Elgin.

Dufftown

Afuera de la destilería

Justo junto a Glenfiddich está la destilería de Balvenie, que está cerrada al público y también el castillo Balvenie, que puede ser visitado y que vale la pena.

Balvenie Castle

Glenfiddich es la destilería más grande de Escocia, con una capacidad de producción de 21 millones de litros. Cuenta con 43 alambiques: 16 alambiques de lavado (wash stills) y 27 de destilación (spirit stills).

Recientemente se inauguró un nuevo edificio para contener varios alambiques nuevos.


Pero ya me estoy adelantando…

La visita

Estuvimos dos veces en la destilería: la primera fue para correr el Dramathon, del que te contaré en otro post y el tour, propiamente dicho, al día siguiente.


Se te pide que llegues con 15 minutos de anticipación a la cita programada, de tal manera que se pueda iniciar a tiempo, aunque tienen cierta tolerancia para quienes se pierden o se les hace tarde.

Los grupos no llegan a 10 personas, tal vez sigan siendo precavidos en estos tiempos postpandemia.

Ya que está todo el grupo reunido inicia el recorrido, explicando cómo fue que William Grant, su esposa y sus hijos construyeron el primer edificio de la destilería con sus propias manos y cómo es que destilaron su primer whisky en la Navidad de 1887.



Tuvimos la oportunidad de conocer el proceso completo de elaboración del whisky, desde que llega la cebada malteada, se muele y pasa a las tinas de fermentación, hechas todas de abeto Douglas, donde se tiene el proceso de  fermentación durante 74 horas.





Luego conocimos los edificios de destilación y son algo impresionante, ¡nunca pensé que pudiera haber tantos alambiques en un edificio! En el nuevo edificio te dejan tomar fotos porque “está más ventilado” y todos aprovechamos para hacernos fotos ahí y con la safety box, ya que nos comentaron que en el edificio antiguo no se podrían tomar fotos debido a la cantidad de alcohol que había en el ambiente y que con el flash de alguna cámara, se podría provocar un incendio, según esto… Yo digo que no dejan tomar fotos porque la safety box de ese edificio es una reliquia.


Al final del recorrido entramos a una de las bodegas de la destilería, donde se están añejando whiskies de todas las edades y tuvimos la oportunidad de conocer la famosa tina de solera donde se mezclan los whiskies que conformarán el famoso 15 años que tanto me gusta. Aquí tampoco te dejan tomar fotos...

También tienen otras tinas más nuevas donde se están realizando mezclas experimentales, de las cuales nos dijeron que pronto nos enteraríamos.

Lo que es de llamar la atención, es el olor de ese lugar, una verdadera delicia y creo que pude robarme algo del “Angel’s share” al respirar aquello.

También tuvimos la oportunidad de ver el aparato con el que se hace el filtrado en frío de prácticamente todos los whiskies de la marca y, aunque sé que a muchos no nos encanta este proceso, Glenfiddich lo justifica con la cuestión de que la suavidad de sus whiskies es lo que lo hace que sus single malts sean los más vendidos en el mundo ¡Hey! No me quejo de eso, a mí me encantan. 

La degustación

Cuando haces la reservación se te dan varias opciones de “experiencias”. Desafortunadamente, sólo encontré lugar para el tour básico, en el cual puedes degustar el core range de la marca más el Grand Cru.


Tienes que especificar si alguno de los asistentes va a manejar, para que no participe en la degustación, pero a esa persona le dan el "Driver's Pack", para que la haga después. En mi caso, mi esposa fue la agraciada con este paquete, ya que no toma whisky. Bueno, agraciada porque manejó ese día y ¡yo me traje el paquete!

Como sea, siempre es rico comparar las diferentes expresiones, en este caso fueron las de 12, 15 y 18 años, así como el Gran Cru y te puedo decir que, de esos, mi favorito resultó ser el de 15 años, como suele suceder.

Habiendo dicho lo anterior, no se puede negar que estos señores conocen muy bien su negocio y que todos sus whiskies son muy ricos.

El fin de la visita

Al igual que en cualquier juego de Disneylandia, la visita termina en la tienda, o Visitor Center, como le dicen. Ahí encuentras una gran variedad de cosas y ¡te quieres comprar prácticamente todo lo que tienen! Desde la plumita y libretita, hasta guantes, bufandas y boinas.

Claro que tienen una buena oferta de whiskies, pero en general son whiskies que puedes encontrar en casi todos lados a excepción de algunas expresiones exclusivas de la destilería, las cuales tienen una mayor gradación alcohólica o son lotes más selectos.

¡Y claro que ofrecen el single cask de la destilería!

Podrás suponer qué fue lo que me compré... bueno, me regaló La Flowers. 

La experiencia de lavar la botella, llenarla personalmente, etiquetarla, empacarla y registrarla en un libro es una experiencia padrísima… turistería si quieres, pero eso no le quita el gusto de hacerlo… eso sí: es una turistería cara.

Visitar Glenfiddich es un must si vas a la región de Speyside. Tal vez los guías sean algo “corporativos” y acartonados, pero el lugar es muy bonito y te muestran de una manera bastante transparente su proceso y después puedes aprovechar para conocer el castillo y tomarte foto con las famosas vacas peludas escocesas.

Muy recomendable.




Comentarios

  1. Excelente reseña. Yo pienso que si pudieras organizar una visita guiada varios podríamos unirnos al tour y aunque sepamos muy poco del tema nos podrías contagiar el gusto por esta experiencia y el whiskey!

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