Un whisky delicioso, encontrado en el lugar menos esperado

 LA ANÉCDOTA

El fin de semana pasado, mi amigo Santiago nos invitó a su casa de Tequisquiapan, en el estado mexicano de Querétaro. El pretexto era ir a la Feria Nacional del Queso y Vino que se celebra en esa localidad cada año y pues, ni tardos ni perezosos, todos en casa aceptamos la invitación.

El caso es que llegamos a la mencionada feria el sábado por la tarde-noche e ingresamos al recinto, un parque bastante grande del pueblo, pero con accesos lo suficientemente controlados como para que no se colara nadie. Adquirimos nuestra copas conmemorativas, ya que en los diferentes stands no tenían con que ofrecer la degustación del vino, y nos aprestamos a iniciar nuestras propias degustaciones y tal vez adquirir un par de botellas para disfrutar regresando a la casa.

La gran sorpresa vino cuando nos dijeron que a las 9:00 PM se suspendía todo… ¡degustación y venta! Y pues, no llevábamos ni una quinta parte de lo que había que ver y probar.

En el camino de regreso, Don Mauricio externó su enojo ante la situación y dijo que esa noche él bebía porque bebía… pero: sábado a las 9 y pico de la noche en Tequisquiapan, así como que no teníamos muchas opciones de dónde comprar vino, porque ya casi todos los negocios habían cerrado.

Santiago nos dijo que el único lugar probable era una tienda de abarrotes que se encontraba cerca de su casa y que normalmente cerraba tarde.

Y efectivamente, llegamos a la mencionada tienda y encontramos el vino que necesitábamos: Un 3V de Casa Madero.

Ahora viene lo interesante.

Siempre que voy a un lugar donde venden alcohol, checo la oferta de whisky que se tiene y ver si encuentro algo interesante.

Después de “escanear” el anaquel, plagado de Johnnie Walkers, Buchanan’s, Chivas y cosas por el estilo, me encontré con una botella que no había visto jamás: Un Double Barrel de Douglas Laing. 

Pedí que me dejaran ver la botella y el empaque de cerca y después de ver que era un Blended Malt elaborado a partir de barricas de Caol Ila y Tamdhu, embotellado a 46% ABV, sin filtrado en frío y presumiblemente color natural, decidí que me tenía que llevar esa botellita.

Al preguntar al dependiente cómo es que le había llegado esa botella a la tienda me comentó que tenían un cliente que normalmente la compraba y que prácticamente la tenían ahí por él.

Entonces pregunté por el precio, yo calculaba que sería algo rondando los 1,500- 2,000 pesos, pero no ¡Estaba muuuuy equivocado!

“Señor, cuesta 250 pesos” me dijo.

¡Pues venga! Me lo llevo.

El precio, colocado a la usanza de una típica tienda de abarrotes

Importado legalmente...

La verdad es que yo creo que estos cuates no sabían lo que tenían y como no se movía, le habían puesto un precio con ganas que se fuera, porque al checar en Internet el precio aproximado de esta botella está precisamente en el rango que yo me suponía.

Obviamente al llegar a la casa, abrimos la botella de whisky y nos olvidamos del vino… ¡obviamente!

DOUGLAS LAING & CO.

Es una empresa de embotelladores independientes fundada en 1948 que se dedicaa seleccionar barricas de whisky de diversas partes de Escocia para posteriormente hacer blended malts o bien embotellar barricas excepcionales.

Su filosofía es ofrecer un producto que semeje lo más posible a lo que obtienes directo de la barrica.

Tienen varias marcas y entre ellas está la gama de blended malts double barrel.

Lo interesante es que no son ediciones de cajón, de esas que puedas comprar cuando quieras. Cuando se acaba, se acabó y sacan otro blend, de hecho, el que hoy reseño ya no se encuentra en prácticamente ningún lado. Vaya, hasta la presentación ha cambiado, de una botella redonda a una cuadrada.

LA RESEÑA

Aún y cuando es un NAS (No Age Statement), dejé reposar este Double Barrel unos 15 minutos en copa.

Vista: Color paja, por lo que casi estoy seguro que el color es natural. Tiene una viscosidad baja.

Nariz: Aquí tengo que decir que al momento de destapar la botella te viene un golpe de turba bastante agradable. Ya en copa es algo diferente.

Al principio encuentro notas marinas, medicinales y algo de ceniza. Posteriormente aparecen aromas cítricos con algo de turba. También hay cereales y por ahí me llega un ligero toque de piña.

Boca: Es consistente con la nariz, de entrada notas marinas, medicinales y ahumadas, pero después aparece un delicioso sabor a miel y algo de frutos secos.

Final: Largo y delicioso, es una mezcla de turba, miel y algo de sal marina.

Ahora con un chorrito de agua:

Nariz: Se mantienen los aromas marinos y aparece una nota a ceniza. Realmente pierde mucho chiste al agregar agua.

Boca: Se vuelve más medicinal y dulce. Aunque después vuelven a aparecer las notas a turba, humo y al final, algo de especias.

Final: Se acorta un poco, pero dulce, aunque después de un rato aparecen unas notas saladas.

LA CONCLUSIÓN

Realmente es un hallazgo. Un whisky con complejidad y un blend bien logrado de whiskies de dos regiones completamente diferentes, Islay y Speyside.

Es un whisky delicioso, que vale la pena tomar con calma para encontrar todas las notas que pueda ofrecer.

Es un enigma como esto pudo llegar a una tienda de abarrotes en Tequisquiapan, pero creo que la suerte estuvo de mi lado y tuve la oportunidad de hacerme de esta botella.

Es, en definitiva, el mejor whisky de 250 pesos que he probado y que seguramente probaré en mi vida. Claro, a sabiendas que el precio que pagué por él estaba puesto al azar y no es el de mercado. Aún así, es un muy buen whisky si lo ubicas en el rango de precios que debería estar.