Glenfiddich 15 Solera Reserve revisited
Mi primera botella de Glenfiddich 15 la compré hace 20 años, durante mi luna de miel y en las subsecuentes recompras, todas en duty-free porque no llegaba esta expresión a México, lo disfruté enormemente y quedó establecido como uno de mis top 5. Sin embargo, en los últimos 7 años no lo volví a comprar para conocer nuevas marcas y expresiones.
Pero los recuerdos a veces resultan engañosos y es normal que tendamos a exagerar una experiencia agradable. Esto me pasó con este whisky.
Puede ser que con los años Glenfiddich haya cambiado algo su proceso de solera, la calidad de las barricas o simplemente que mi gusto haya evolucionado o cambiado. Todo cabe.
Mi primer recuerdo del Glenfiddich 15 es cuando destapé mi primera botella, el golpe de jerez fue fuerte, concentrado y delicioso, sin embargo, con el que estoy reseñando hoy lo primero que recibí fue un golpe de alcohol que no fue desagradable, pero definitivamente no lo recordaba y tampoco me pareció muy padre que digamos. Por lo anterior, esta reseña abarca la primera impresión del día que se destapó y la del día siguiente.
Recién destapado: aroma algo alcoholizado, algo de madera, jerez sutil, picaba un poco en la nariz. Para probarlo, lo dejé reposar 15 minutos, uno por cada año de añejamiento, algunas personas recomiendan. Los sabores marcados y algo agresivos para mi gusto, dulce, rico, sí, tánico, pero el jerez no estaba tan presente como recordaba, era más bien sutil. Un retrogusto medio-largo y muy agradable que creo es lo que más me gustó de este primer intento.
Al reducirlo con algo de agua, muy poca, se volvió mucho más accesible, menos agresivo, pero no estoy seguro que me haya encantado.
Siguiendo los consejos de Ralfy.com, me esperé un día para dejarlo que respirara un poco, claro que Mr. Ralfy recomienda dejarlo semanas y hasta meses antes de volver a probar un whisky que no haya convencido plenamente a la primera. Aún así, fue notorio cómo el aroma se había asentado, la nota alcohólica disminuyó de manera importante. De repente huele a frutas, pero maduronas… aroma dulce, pero tánico a la vez, el aroma a jerez ahora está ahí, marcado, pero siento que es más bien sutil. Definitivamente no es un “sherry bomb”.
Al probarlo es dulce, supongo por el jerez y el sistema solera. Es muy agradable, se siente la madera y algo de miel, lo sentí algo delgado con respecto a otros whiskies, incluso más jóvenes, que he probado. Sin embargo ese retrogusto tan rico, que se queda durante un rato en la boca, lo disfruté mucho.
Con agua cambia un poco el sabor, pero sigue siendo agradable. Definitivamente lo prefiero solo.
Con anterioridad había defendido el ponerle hielo al whisky, pero hoy por hoy, no lo recomiendo para nada, vaya, no hielo, no agua, nada, especialmente con este Glenfiddich. Es un whisky que se aprecia solo y sigo convencido que es algo que podría tomar toda la vida. Por ahora, y a reserva de hacer alguna prueba de maridaje en el futuro, recomiendo que se tome después de comer y solo. Definitivamente no es un whisky que pudiera servirse de aperitivo.
¿El precio? Ronda los $ 1,500 MXN y los vale.
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