El hobby dentro del hobby

Nos encanta el whisky, buscamos aprender lo que podemos de las destilerías, procesos de fermentación, destilación, barricas usadas, etc.

Todo es un proceso de aprendizaje constante, de aprender a apreciar nuestra bebida favorita de la mejor posible. Nuestro paladar se va adaptando con el tiempo y puede que una expresión que te encantaba hace unos años, ya no te parezca tan buena.

Pero además de todo lo anterior, dentro de la experiencia y sobre la marcha surgen otros “subhobbies”,  como pueden ser coleccionar etiquetas o corchos, o tal vez las cajas o empaques. Tal vez no lo veamos como tal y lo tomemos en cuenta como parte de nuestra afición o como “algo que se da”, pero en realidad ya es una afición completamente nueva. Sí, relacionada con, pero nueva.

En mi caso, he logrado identificar dos.

La primera tiene que ver con moldes de hielo. Empecé por los clásicos para hacer esferas y de ahí pa’l Real, como decimos en México. 

Por supuesto que estas cosas se convierten en temas de conversación y con eso se puede romper un poco el hielo, valga la redundancia, en reuniones y cenas en casa.

Por el momento ya tengo moldes para hacer hielos con forma de la luna, de la Estrella de la Muerte y de Darth Vader…creo que mi afición por la película y el espacio se deja entrever por ahí…¡Ja, ja!

El próximo paso seguramente será comprarme un dispositivo de esos que te hacen la esfera perfecta a partir de un cubo grande de hielo.

La segunda tiene que ver con las copas.

Si bien en un post de hace unos cinco años platiqué sobre los distintos tipos de copas para disfrutar el whisky, todavía me faltaba conocer más.

Nuevamente aparece el tema de la evolución del gusto y de la educación continua.

La copa Glencairn sigue siendo mi favorita para las reseñas que escribo en este blog, sin embargo, he encontrado que la copita para jerez funciona muy bien, sobre todo con whiskies que prometen ser complejos.

Los dos tamaños de Glencairn.


Las copitas de Jerez.


En esa búsqueda de la copa perfecta para degustar, empecé a comprar copitas de todo tipo, unas como souvenir de lugares visitados, eventos asistidos y otras compradas exprofeso para el disfrute.

No sé cuántas copas y vasos tengo ya, pero también me han servido como punto de conversación con invitados al recordar anécdotas, lugares visitados y chistes alrededor de las mismas.

Muchas me han servido para controlar el volumen consumido, por ahí tengo una mini copa Glencairn comprada en el castillo de Balmoral y otra comprada en el Johnnie Walker Experience en Edimburgo.

Pero también están las promocionales, algunas recuerdan buenas botellas compradas, como unas que me vinieron con un Port Charlotte y otra que me regalaron en un evento de Highland Park.

Esta de Glenfiddich, adquirida en la destilería ¡Es una chulada!

Entre las copitas de Jerez tengo un par de Macallan compradas en la destilería, más pequeñas que las Riedel que tengo desde hace años y que me encanta utilizar.

Por ahí está la última que me regaló mi señora por mi cumpleaños, que también es de Riedel pero que, según esto es para destilados en general. Realmente está muy bonita, a ver qué tal me funciona con el whisky.

La última agregada a la colección.


El caso es que tengo un compartimiento en mi bar lleno de copas para whisky y algo semejante me ha pasado con las de vino, tequila y mezcal.  Eso sí, todas están escogidas con cuidado y la gran mayoría tienen una historia que contar.

A veces no te das cuenta de una afición hasta que te toca hacer limpieza… 




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