Catando Glenfiddich y Monkey Shoulder
El sábado pasado tuve la oportunidad de participar en una cata guiada de varios whiskies de William Grant & Sons, la cual fue organizada por mi amigo Arturo Sánchez a través de su empresa Passion for Wine.
Aún cuando Passion for Wine se dedica, como su nombre lo dice, a promover la cultura del vino por medio de catas/maridaje, en esta ocasión invitó a Yesica Flores, Embajadora de Marca de Glenfiddich en México para que nos dirigiera la cata.
Es importante decir que el servicio es excelente y que Arturo te envía por mensajería todo lo necesario para la cata: vinos (en esta ocasión whiskies) y los complementos de maridaje, o en su defecto, las sugerencias para maridar, para que las prepares en casa.
La cuestión es que todas las experiencias resultan ser muy amenas y agradables y se intercambian impresiones con gente con los mismos gustos que uno y además se aprende algo siempre. En mi caso particular, el catar vino ha tenido un doble propósito: aprender más sobre el vino y a identificar aromas y sabores tanto para el vino como para el whisky.
Ahora, regresando al tema de la cata de whisky, tuvimos oportunidad de probar y aprender más sobre Glenfiddich 12 años, Glenfiddich 15 años y Monkey Shoulder, que yo no sabía, pero pertenece a la misma familia.
Pero vamos por partes.
La cata inició con una breve explicación sobre los diferentes tipos de whisky, que si single grain, blended grain, blended scotch, blended malt y single malt. Luego, Yesica nos explicó que el agua con que se elabora Glenffidich viene de un manantial llamado Robbie Dhu y la cual tiene un sabor muy especial que se transmite al whisky. Además, la cebada empleada es de un tipo específico y tiene una doble destilación en alambiques de cobre. Cada elemento aporta las características de sabor y aroma de los whiskies de esta marca.
Yo pensé que iniciaríamos con Monkey Shoulder, por ser un blended malt, pero no fue así. Iniciamos con el Glenfiddich 12 años, el cual es el single malt más vendido en el mundo. Es la marca que inventó la categoría hace más de cincuenta años y ha ido innovando constantemente, vaya, hasta en la forma triangular en la base de la botella, que además tiene un significado especial: cada uno de sus ángulos representa a la tierra, al agua y a la cebada malteada.
Por increíble que parezca y como habrás podido apreciar en mis demás posts, jamás he reseñado al Glenfiddich 12, aún cuando éste fue el primer single malt que probé en mi vida y que considero el whisky más noble que existe, ya que te lo puedes tomar como sea, en el momento que sea y siempre, pero siempre ha sido excelente… y no es caro. Además que ha sido prácticamente inmune a las modas.
Pero bueno. Es importante señalar que toda la cata se hizo sin agregar agua, para apreciar los aromas y sabores tal cual vienen de la botella y así es como lo reseño aquí.
El Glenfiddich 12 tiene un aroma muy fresco, floral, con un recuerdo, muy ligero, a manzanas verdes y peras, pero también a caramelo. En mi caso tuve que esforzarme mucho para encontrarlas, pero ahí están, efectivamente.
Es muy importante mencionar que las barricas aportan la mayor parte del sabor a un whisky. En el caso de Glenfiddich 12, se utiliza una proporción de 85% de barricas ex-bourbon y un 15% de barricas ex-jerez oloroso. Las primeras aportan las notas dulces y frescas, mientras que las segundas las notas frutales.
Al tomarlo es muy agradable, se siente esa frescura y frutalidad… y también el especiado y algo de nuez. Yo encontré la canela, aunque Yesica nos explicó que también tiene notas de clavo y pimienta rosa, que nunca he probado ¡tendré que hacerlo algún día para saber a qué se refería!
Como decía anteriormente, este es un excelente whisky para tomar solo, en las rocas o mezclado inclusive, aunque se nos recomendó que si piensas mezclarlo, lo ideal es que sea con agua sola, no gasificada, para poder apreciar todos sus sabores.
El final es medio-corto, sí, pero eso no demerita el placer de tomarlo. El retrogusto es agradable y se percibe la nuez de manera un poco más pronunciada.
Posteriormente pasamos a catar el Glenfiddich 15, el cual ya reseñé en mi post del 21 de diciembre de 2020 y estoy orgulloso decir que mis notas de cata de entonces no están tan erradas: se perciben notas dulces, sí de miel, pero también se encuentran especias, un poco diferentes a las del 12, pero ahí están.
Una nota al margen y a manera de update a mi pasado post sobre este whisky es que la solera en la que se vacían las barricas está hecha de roble virgen de primer uso y tiene una capacidad de 25,000 litros. Como siempre está llena al menos a la mitad, la mezcla de whiskies de 15 años con otros más antiguos es lo que le da ese sabor tan característico. Definitivamente es un animal diferente al de 12 años.
El Glenfiddich 15 años marida de manera extraordinaria con el chocolate amargo, nosotros lo degustamos con uno que contenía cacao al 70%, y también va bien con café. Con esto confirmo que es un whisky que se debe tomar después de comer si quieres apreciarlo como Dios manda.
La cata terminó con el Monkey Shoulder, que es el blended malt de la casa y el cual no me hacía mucha ilusión. Hace unos años regresando de Londres, compré unas botellitas en el Duty Free para ir tomando en el viaje de regreso a México (¡y porque en British Airways no te dan whisky en clase turista!) y me pareció muy X. La cosa cambió un poco después de catarlo guiado por una experta y con la explicación que nos dio.
Monkey Shoulder es un whisky creado principalmente para hacer coctelería, aunque es perfectamente tomable solo o en las rocas si así lo deseas. Es un whisky que hasta ahora es resultado de la mezcla de tres single malts: Glenfiddich, Balvenie y Kininvie. Los dos primeros ampliamente conocidos y ¡el tercero habrá que probarlo algún día! Aunque la marca aparentemente piensa cambiar este blend por uno secreto en el futuro próximo.
El aroma de este whisky es almendrado (¡nuevamente me sentí orgulloso de captar esa nota!) y un poco más agresivo, ya que se nota un poco más el alcohol.
La recomendación de Yessica fue probarlo en algún coctel, su sugerencia fue en un Espresso Martini o en un highball con ginger ale y una rodaja de naranja.
Como conclusión te puedo decir que cualquiera de los dos Glenfiddich que probé en esta cata siempre se han ubicado dentro de mis whiskies favoritos, tal vez no en el top 10, pero sí en el top 15, y son para disfrutar en momentos diferentes. Y también puedo decir que el Monkey Shoulder merece ser probado, tal vez sí, para tomarlo mezclado o como whisky “del diario”. Aunque en este último caso y comparando peras con peras, me quedo con el Naked Grouse definitivamente.
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